Uno de los temas que más inquieta a los organizadores de una boda o de algún evento especial  es el del vino que se debe servir. No sólo porque es un aspecto que termina por ocupar buena parte del presupuesto, sino porque dependiendo de factores como su manejo, disposición y calidad pueden marcar la diferencia para tener una fiesta exitosa. La clave del asunto está resumida en tres palabras: ‘qué’, ‘cuándo’ y ‘cómo’. 

El ‘qué’ corresponde a los productos seleccionados para la ocasión, ahí entran en juego costos y gustos y a veces es necesario encontrar el equilibrio. El ‘cuándo’ tiene que ver con el momento adecuado. No es igual una fiesta campestre de día, que una recepción de noche en el salón de un club, y el ‘cómo’ consiste en establecer la manera en que serán servidas, si habrá una barra o un personal de servicio a cargo, cuántas botellas estarán disponibles, rendimiento, etc.

 ¡A PEDIR DE BOCA!

El tema de la comida cada vez se aleja más de la idea de un único plato, para ser reemplazado por una variedad de bocados más pequeños presentados de forma individual para ser maridados con vinos seleccionados.

 Juan Manuel Duque, sommelier y bartender con más de 15 años de experiencia explica que esta modalidad tiene éxito por varias razones, “por un lado hacemos que el momento de la comida sea una experiencia y no sólo una formalidad. Cada vez las parejas se esmeran más por darle a los invitados algo novedoso en las celebraciones y definitivamente la parte gastronómica se presta mucho para ello. Otro aspecto interesante es que puedo ofrecer vinos de muy buena calidad y obtener mayor rendimiento, puesto que se sirve como un complemento del plato.”, dice.

Otra de las ventajas que anota con respecto a los vinos es su adaptabilidad para estar presentes a lo largo de la celebración. Desde momentos tan claves como el brindis, hasta ser una de las bebidas para animar el resto de la fiesta. Con respecto al primer tema Juan Manuel explica que hoy en día el mercado ofrece opciones para todos los presupuestos. “Si queremos algo más exclusivo está la champaña que para ser considerada como tal, debe provenir de uvas cultivadas en la región francesa de Champagne. 

En el rango de los espumantes tenemos alternativas como el cava que al igual que la champaña logra sus burbujas a través del ‘método tradicional’ por fermentación en la botella. Esta condición se puede verificar fácilmente en la etiqueta antes de adquirirlo. Su precio es menor, por lo que resultan convenientes para eventos grandes. Por ultimo si el presupuesto no es muy alto podemos optar por un Lambrusco, que es perfecto para climas cálidos por su sabor y goza de mucha aceptación, sobre todo entre la gente más joven.” 

UNA BUENA SANGRÍA

La sangría es otro buen recurso para aprovechar el sabor del vino en una versión más liviana, perfecta para bodas de día y al aire libre. La recomendación profesional es “prepararlas a partir de un vino joven y no combinar demasiadas frutas. Con dos o tres está bien para que se puedan sentir todos los sabores. Se pueden hacer con cualquier variedad, tinto, blanco o rosado y quedarán muy bien. Hoy en día se ‘actualiza’ un poco el estilo de la sangría tradicional con la adición de ingredientes como lychees o hierbas aromáticas como albahaca o la hierbabuena que dan un toque muy fresco.”