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UN MANJAR A LA ITALIANA

Es uno de los alimentos más populares del planeta. Aunque su origen es italiano, hay tantas recetas de pizza como países que la preparan. Les contamos algunos de los secretos clave de las mejores.


Hay muchas formas de comer pizza y muchos ingredientes para darle diversidad de sabores a la preparación, pero sobre este alimento hay una verdad: es un “manjar” de origen italiano al que casi ningún ser humano le dice no.

Su origen se remonta prácticamente al mismísimo origen del pan y por consiguiente hace parte de una buena porción de la historia de la humanidad. No hay forma de desligar estas maneras de hacer masas, así que se puede decir que su historia va a varios siglos antes de Cristo.

Por ejemplo, se sabe que, en las ruinas de Pompeya, la ciudad de la Antigua Roma arrasada por la erupción del Vesubio, se encontró un pan redondo cortado en ocho porciones que recuerda dicho alimento. Y en algunos textos culinarios se describe algo así como panes planos aliñados con ingredientes como perejil, orégano y aceite de oliva, un alimento similar a lo que hoy conocemos como una pizza.
Sin embargo, el nacimiento de la forma más básica de pizza, formada por masa, queso y salsa de tomate, no tuvo lugar antes del siglo XVII tendiendo en cuenta que el tomate llegó a Europa en el siglo XVI, pero solo se empezó a consumir a finales del siglo XVII.

De Nápoles con amor...
Fue en el sur de Italia donde encontramos la primera pizza. Esa masa horneada, con queso y algunos condimentos, que se conoce hoy como pizza blanca, se remonta a los lugares más pobres de Nápoles. Luego, cuando las poblaciones más humildes decidieron dejar a un lado el miedo que tenían a ese fruto rojo llegado de América que creían venenoso, y se lo añadieron a esos panes planos que preparaban con algunos aliños, fue el inicio de todo. 
La pizza en su versión más básica era masa horneada, tomate y queso. Muy pronto empezaron a agregarle algunos ingredientes más como aceite de oliva, tocino y anchoas. Era un alimento que los más pobres comían prácticamente de desayuno, almuerzo y cena porque no resultaba costoso y tenía muy buen sabor. 

  Poco a poco, la pizza comenzó a extenderse por toda Italia trascendiendo a comensales de todas las clases sociales. Los napolitanos, con su migración, la llevaron a otras partes del planeta y la aristocracia no solo adoptó rápidamente el plato, sino que la popularizó en otras latitudes. En la década de los años 30, la pizza se consideró uno de los platos nacionales de Italia.

La pizza perfecta
La popular marinara, reconocido como la auténtica, condimentada con tomate, ajo, orégano y aceite de oliva, es un clásico napolitano y para los más puristas es la pizza perfecta. Su elaboración tiene que ser en un horno de leña, a 485 grados durante no más de 60 a 90 segundos, teniendo una base hecha a mano, un diámetro de 35 centímetros y un grueso en el centro que no exceda un centímetro.

¿Y la Margarita?
Otro de los patrimonios napolitanos y de ahí que sea considerada también como una de las originales y auténticas. Se le atribuye a la primera pizzería, Port’Alba y a la elección de una reina Margherita Teresa de Saboya, esposa del rey Umberto I, por su similitud con la bandera italiana. 

De fama mundial
La romana, elaborada con una masa más fina y crujiente sobre la que se echa sólo aceite de oliva, sal y romero, es también de denominación de origen italiano, así que se reconoce como una de las originales.
Sin embargo, en otros países también hay gran variedad de pizzas que ya pueden ser consideradas parte de su cultura gastronómica como ocurre con Estados Unidos, donde Nueva York  es reconocida por su buena pizza o Chicago, cuya masa gruesa es una versión diferente, y para muchos muy atractiva, de esta preparación.
Otras ciudades como Londres (Gran Bretaña) o Buenos Aires (Argentina) tienen bastante cultura pizzera con variaciones grandes en ingredientes, que van de acuerdo con los productos típicos de cada país y con la temporada, y en el grueso de la masa, que en cada lugar es distinto.

La pizza hawaiana
La polémica pizza, que se caracteriza por su exótica mezcla de piña y jamón, increíblemente nació en Canadá en los años 60 y no, como se creería en Hawaii. Su creador fue el griego Sam Panopoulos, quien emigró con su familia al país del Norte de América en 1954 y antes de llegar a su destino, hizo una parada en Nápoles, donde conoció y se enamoró de la pizza. 
Sam y su hermano abrieron Satellite Restaurant en Chatham, una localidad de Ontario, donde preparaban la pizza con los ingredientes que tenían a mano, así que la piña en trozos llegó a la preparación. Los comensales amaron la mezcla y así fue como se popularizó esta receta que no es muy bien vista en Italia.

Las más populares
Margarita:
salsa de tomate, mozzarella, albahaca, orégano y aceite de oliva

Cuatro quesos:
Los 4 quesos tienen denominación de origen. Fontina, gorgonzola, parmesano y mozzarella.

Napolitana:
salsa de tomate, queso mozzarella, anchoas, orégano, alcaparras y aceite de oliva.

Diávola:
chorizo, salami, chile y un queso con carácter

Cuatro estaciones:
Alcachofas, aceitunas con tomate y albahaca, champiñones y jamón serrano o cocido.

Carbonara:

Es una de las pizzas blancas más conocidas. Lleva huevo, queso parmesano, sal y pimienta.

Funghi:

Tradicionalmente no lleva ni tomate ni queso; solo champiñones, que normalmente son de la variedad Portobello, de París o setas variadas.